Los bosques de Oyamel en Michoacán vuelven a llenarse de magia. Millones de mariposas monarca completaron su migración de más de 4,000 kilómetros desde Canadá y Estados Unidos para hibernar en los santuarios de la región, dando inicio a una de las temporadas turísticas y ecológicas más emblemáticas de México.
Aunque este año su llegada se retrasó ligeramente, el espectáculo sigue siendo imponente: un tapiz viviente de tonos naranjas y negros que cubre árboles y cielos, reconocido por la UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad. El fenómeno atrae cada temporada a miles de visitantes nacionales e internacionales.
Comunidades y sostenibilidad: guardianes de los bosques
Más allá de la belleza natural, la llegada de la mariposa monarca significa oportunidad y desarrollo para las comunidades locales. Ejidatarios, cooperativas y familias de la región participan activamente en la operación de los santuarios, convirtiéndose en guardianes del ecosistema.
El turismo responsable genera ingresos directos a través de:
Estos recursos se reinvierten en la conservación del bosque, la capacitación de los habitantes en prácticas sostenibles y el fortalecimiento de la identidad cultural de las comunidades. Así, el turismo no solo impulsa la economía local, sino que también garantiza la preservación del hábitat de la monarca para futuras generaciones.
Turismo responsable como compromiso colectivo
Las autoridades y comunidades recuerdan a los visitantes la importancia de seguir normas básicas: no salirse de los senderos, evitar ruidos, abstenerse de usar flash en fotografías y no tocar a las mariposas. Estas medidas permiten minimizar el impacto humano y proteger el delicado equilibrio de la colonia durante su hibernación.
La experiencia se enmarca en un modelo de ecoturismo comunitario, donde la derrama económica no solo beneficia a las familias locales, sino que se convierte en un incentivo real para conservar el bosque en lugar de talarlo o destinarlo a otras actividades productivas.
Una temporada única e irrepetible
Los santuarios como El Rosario y Sierra Chincua permanecerán abiertos hasta marzo de 2026, cuando las mariposas inicien su viaje de regreso al norte. Hasta entonces, cada batir de alas seguirá recordando al mundo que la migración de la monarca es tanto un espectáculo natural como un ejemplo de sostenibilidad comunitaria que pone a México en el mapa global del turismo de naturaleza.
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