El turismo en México vive un giro estratégico: mientras el país continúa recibiendo cifras récord de visitantes internacionales, crece con fuerza la demanda por experiencias culturales, históricas y temáticas, que comienzan a equilibrar el protagonismo de los destinos de sol y playa.

Cambio en las preferencias de los viajeros

Reportes de la industria revelan que los turistas buscan cada vez más inmersión en la cultura local, desde recorridos por ciudades coloniales hasta festivales gastronómicos y circuitos en pueblos mágicos. Arquitectura, historia, arte y tradiciones se posicionan como motivaciones principales de viaje.

• Centro histórico de CDMX, Puebla, Oaxaca y Mérida destacan como imanes culturales.
• Experiencias temáticas como el turismo del vino en Baja California y Guanajuato, o las rutas del cacao y el café en Chiapas y Veracruz, ganan popularidad.
• Eventos como Día de Muertos, Cervantino y ferias gastronómicas se consolidan como anclas turísticas internacionales.

Complemento al turismo tradicional

Si bien los destinos de playa mantienen su fuerza —Cancún, Riviera Maya y Los Cabos concentran gran parte de los flujos internacionales—, la diversificación hacia el turismo cultural permite:

• Reducir la estacionalidad, atrayendo visitantes fuera de las temporadas altas de sol y playa.
• Incrementar la derrama local, al activar cadenas de valor en comunidades urbanas y rurales.
• Impulsar la sostenibilidad, ofreciendo alternativas que distribuyen mejor el flujo de turistas.

Perspectiva de crecimiento

De acuerdo con especialistas, la tendencia global hacia experiencias auténticas y responsables convierte a México en un destino altamente competitivo. La riqueza cultural, gastronómica y patrimonial se convierte en el diferenciador clave frente a otros países de la región.

Con esta transformación, México no solo refuerza su liderazgo turístico en América Latina, sino que abre nuevas rutas de internacionalización a partir de lo que lo hace único: su diversidad cultural.